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Una FE de locos

Pablo y Silas están presos. Un grandulón de muy mala gana ya metió sus pies y sus manos en el cepo. Pablo da el tono… y se largan a cantar muy contentos. ¡Pero estos dos están chiflados! ¿Cómo van a cantar en una situación así? Les habían roto las ropas, los habían agarrado a latigazos y los habían entregado a un forzudo que los metió en un calabozo oscuro, húmedo y horrible ¡Qué broma! Los muchachos ahora cantan.Todo esto les pasaba por predicar el evangelio y rescatar a una muchacha de las manos del enemigo. Cualquiera de nosotros hubiese refunfuñado y pedido un abogado. Ellos en cambio se pusieron a ensayar para la reunión del domingo.

Lo cierto es que estos muchachos comprendieron algo que la gran mayoría no entiende. Hay un dicho por ahí que dice: “Si tu problema tiene solución por qué te vas a preocupar, y si no la tiene… por qué te vas a preocupar”. Por empezar Pablo y Silas parece que lo entendieron así. Había que aceptar algo: Estaban en medio de una circunstancia que iban a tener que atravesar sí o sí y no ganaban nada con lamentarse. Algún día iban a salir de ahí y se iban a encontrar con sus hermanos ¡¿Qué mejor que aprovechar el “tiempo muerto” cantando alabanzas al Dios que servían?!

Claro que alguno puede preguntar: ¿Por qué ese Dios poderoso permitió que los encerraran…? Bueno, es que este Señor, Rey sabio, tiene una perspectiva “algo” diferente acerca del sufrimiento. La verdad es que uno aprende mucho en medio del sufrimiento y Dios que lo creo TODO sabe muy bien esto. El que sufre… aprende, por eso nuestra fe es probada a fuego (1ra de Pedro 1. 6 y 7 y 5.10)

Pablo y Silas se sacaron un diez en este exámen y parece que cuando Dios agarró el lápiz para poner la nota en la libreta tocó algo y armó un desparramo bárbaro. La cárcel tembló y todos los presos quedaron libres de sus cadenas. El carcelero casi se mata pero Pablo lo paró, le predicó ahí mismo y al rato habían incorporado al forzudo a la reunión de alabanza ¡¡Qué bárbaro!!

Pablo y Silas comprendían que atravesar por pruebas como esas los perfeccionaba, les concedía el honor de sufrir por una causa justa y además les permitía la posibilidad de sacarse una buena nota con el “PROFE”.

Don Quijote y Sancho Panza cabalgaban por algún lado hasta que le salieron unos perros al encuentro y comenzaron a ladrar. Don Quijote alzó la voz y pronunció la celebre frase: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”. Alguna vez comente con alguien un pequeño sufrimiento por el que pasaba. Él me miró y me dijo con total naturalidad: “Señal que estas vivo”. Los sufrimientos, las dificultades y adversidades que atravesamos son la muestra de que estamos, que andamos y de que por eso necesitamos constantemente la ayuda de Dios.

 

 

Resulta mil veces mejor sufrir por causa de nuestra fe o en beneficio de ella, que vivir el dolor de estar lejos del Dios consolador

¿O no? Quienes están en el Señor saben que todas las cosas le ayudan para su bien (Rom. 8. 28) y que con Dios hay aguante para rato (Rom. 8. 37). Saben perfectamente que frente a cada prueba se crece y por eso se gozan en medio de las adversidades (Sgo. 1. 2).

Germán Ortíz
Tomado de:
«Una fe de locos». Material devocional de los campamentos de L.A.Gr.Am.

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